Último hogar al que llegó la humanidad, el continente sudamericano es una vasta extensión de tierra que regala a todo aquel que se interna en sus latitudes la posibilidad de admirar, comprender y sobre todo de sentir, el verdadero significado de la palabra Pachamama (Madre Tierra).
Cuatro grandes accidentes geográficos dibujan la orografía de este continente: La cuenca del gran Río Amazonas, pulmón de la humanidad en el que se vierten las innumerables carreteras de agua que los pobladores de la selva utilizan para desplazar sus canoas desde tiempos inmemoriales, y hogar de la mayor biodiversidad del planeta Tierra; el desierto del Chaco, el más pequeño de estos cuatro accidentes geográficos, frontera compartida entre pantanales y pampas; la cuenca del gran Río de la Plata, cuyo tamaño confundió a los primeros navegantes transoceánicos haciéndoles pensar que éste era el paso que comunicaba el océano Atlántico con el océano Pacífico y que, con el tiempo, se ha convertido en el hogar de millones de migrantes que regalan al mundo una increíble mezcla cultural; y por último, la indómita y brutal Cordillera Andina, espina dorsal de un continente que guarda, entre volcanes y ciudades perdidas, la sabiduría ancestral de los hombres que conectaron con las estrellas…
Antiguo como las montañas sobre las que mece su vuelo, vigilante guardián de los apus y mensajero de lo divino, el cóndor andino nos invita a descubrir el centro neurálgico donde todos ellos confluyen, el corazón de este inmenso continente. Viajeros…¡Bienvenidos a Bolivia!